Obras

Pablo La Padula

La obra artística reflexiona en clave visual sobre la pertinencia cultural de las operatorias científicas y plásticas que tanto arte como ciencia se ponen en juego para visualizar, registrar y modelizar la naturaleza del otro diferente con el cual habitamos.

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El libre pensamiento Bellatrix: hay épocas donde la idea de tener una certeza, como un fuego muy fogoneado, arrebata y esteriliza el campo pensado. Hoy sabemos que no hay una única forma de ver el mundo, y que tal vez la original certeza que prevalece en estos tiempos distópicos es la potencia de vida encriptada en diversidad de formas. En clave darwiniana, podemos decir que en la diversidad está la capacidad de adaptación y evolución, y no sólo biológica, sino también cultural. Bellatrix se posiciona como un atalaya desde donde divisar esa riqueza de modos de vivir entre lo vegetal y lo cultural. Ampliar el horizonte de la mirada y la percepción, abrir más que cerrar, permitirse dudar antes que fundamentar. Pablo La Padula, enero 2019.

Herboriza Agua Mansa, o el deseo de observar sin calcular.

Herboriza Agua Mansa, propone una deriva sobre el paisaje, lo bello vegetal. Transformarnos en un flaneur de lo natural-domesticado. Devenir anti-botánico, devenir explorador de la emoción ante el encuentro curioso de lo recién crecido, de lo recién observado, utilizando como guía la propia intuición sobre lo mágico que brota. Una taxonomía sensitiva, de la experiencia táctil del presente, del aquí ahora. Una instantánea del tiempo compartido entre humanos, campo, naturaleza. Entre lo eterno y lo efímero, entre lo conocido y lo desconocido, entre lo real y lo mágico, entre la ciencia y la ficción. La instalación se constituye así, en una cartografía caprichosa de las texturas y las formas vegetales de un territorio familiar anclado entre el pasado y el futuro, como su flora, entre lo natural y lo urbanizado.

Herboriza Agua Mansa se articula sobre dos ejes visuales/objetuales: la mesa del botánico, desde la cual va y viene al natural, para producir su captura, registro, y comprensión, y una serie de herbarios sobre humo, calcos del natural de la flora curiosa del campo circundante. Un herbario que desclasifica la mirada disciplinada, que intenta, como la naturaleza misma, no saber de límites, clasificaciones, ni ataduras, más que a su propia ley de lo ético y lo moral de las bellas formas fotosintéticas.

Reflexión de Pablo durante la cuarentena: en esta época de urgencias, el arte tiene en sus manos una responsabilidad gigantesca, la de generar nuevos sentidos de convivencia, donde se hace urgente el diálogo inteligente y virtuoso no solo entre la propia comunidad de seres humanos, sino también, con los no humanos, como se gusta denominar hoy al campo de la naturaleza en su sentido más profundo. La cultura hoy más que nunca es el medio fundamental para volver a pensar al ser humano incluido en la naturaleza, y no simple recurso natural al servicio de la especie humana.

Vida y obra

Le interesa generar diálogos. Las cosas que lo inspiran tienen que ver con el misterio de la naturaleza, salir al campo, a la montaña, a los lagos y ríos. No quiere ver el sistema mecánico, al revés quiere mostrar la pulsión y la emoción, esa es la esencia de su arte.

Muchas veces Pablo ha declarado que en la naturaleza uno se siente pleno, hay como una energía que circula y que está siempre presente. Sus obras son la una captura y registro emocional de ese momento.
Durante la infancia del artista, él disfrutaba de la casa familiar en el Tigre, allí es donde se encontraba directamente con la naturaleza fuera del contexto urbano. El contacto efímero entre el ser humano y la naturaleza se ponía de manifiesto. De esta manera, los gabinetes de curiosidades son estructuras donde se pueden combinar la pasión de Pablo por la biología y por el arte, colecciones intuitivas que no responden a ninguna lógica científica pero que despiertan la emoción y la curiosidad. Donde no hay respuestas sino incógnitas. A través de la obra producida es posible rememorar y tener la experiencia de estar de vuelta ante procesos naturales, como si estuviéramos inmersos en el bosque, la selva o la montaña.

Según Pablo, el artista no tiene que forjar su propio idioma: “en mi caso la inteligencia está en usar la técnica más idónea para resolver los cuestionamientos, finalmente el objeto a estudiar adquiere volumen.” En la obra de Pablo vemos un trabajo espiritual, que no es mecánico, él es un verdadero hombre renacentista en el siglo XXI. En su instalación en nuestro espacio podemos apreciar una conexión entre el hombre y la naturaleza que nos atraviesa emocionalmente. Sus pinturas con humo reflejan una íntima conexión entre hombre y naturaleza que despierta nuestra curiosidad.

En las propias palabras del artista: “En estas instalaciones yo logro poner en valor todos los objetos que a mí me constituyeron en la persona que soy.”

Crítica sobre su obra

“Estas cartografías sensibles se valen de distintas técnicas, una de ellas es el herbario de humo. Son registros de la flora de los distintos espacios sobre superficies tratadas con humo. Otro anclaje clave es la geología, donde trabajo con las piedras que encuentro y las trabajo luego con fuego, pigmentos y humo se transforman en herramientas humanas. Los estudios cromáticos donde analizo subjetivamente la luz de estos espacios en clave de pinturas y dibujos. Y finalmente los gabinetes de curiosidades construidos con todos los elementos existentes en estos espacios naturales y que he ido recolectando. Este sistema se termina armando en forma de instalación, donde la pieza instalada permite al espectador y a mí mismo ir buscando relaciones insospechadas entre objetos que científicamente no tienen por qué tener algún tipo de relación racional o matemática entre sí. Es una forma de volver a la vieja biología y filosofía natural Aristotélica, basada en las analogías formales de las superficies visuales de los elementos. Si una planta tiene en sus hojas la forma parecida a la forma de mi pelo entonces algo de mí participa en esa planta y algo de esa planta participa en mí, sencillamente porque nos parecemos formalmente en algo, y se puede establecer una relación de analogía o semejanza. Si una raíz como la mandrágora que tiene forma humana, la puedo tomar y comer, algo ha de producir en mí porque algo de humana ella tiene y algo de planta tengo yo, entonces algún beneficio traerá para mí. Esta es la base de la farmacología actual que parte desde una aproximación sensual perceptiva de los objetos que después ha de tener seguramente una relación formal bioquímica, fisicoquímica y de geometría en el espacio.”
Fuente: arte-online.net

Biografía

Pablo La Padula, Buenos Aires, 1966. Doctor en Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA. Desarrolla investigaciones biológicas en el Laboratorio de Hipoxia y Respiración Celular del Instituto Taquini, Facultad de Medicina, UBA-CONICET. Ha desarrollado un modelo de protección al infarto cardíaco por aclimatización simulada a la altura (exposición controlada a baja presión de oxígeno) sin la utilización de fármacos ni medicamentos. Su producción científica puede leerse en revistas científicas internacionales como Nitric Oxide, Brain Research, Hypertension, Journal of Applied Physiology, y Journal of Hypertesion. Se formó en artes visuales con Alberto Goldenstein, Carlos Gorriarena, Eduardo Stupía y teóricos como Graciela Speranza, e Inés Katzenstein en la Universidad Torcuato Di Tella. Un cuerpo importante de su obra ha sido integrado recientemente a la colección del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires, bajo la dirección de Victoria Noorthoon.

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