Mi obra habla sobre nuestra fauna en peligro de extinción, el uso de agrotóxicos, la tala de los montes y el maltrato animal. Estoy muy involucrada con temas ambientales y lo referido a las especies que cohabitan en nuestro territorio.
Desirée encarna la inspiración ligada a la naturaleza. Es evidente la búsqueda y el trabajo a partir de vivir en el campo y estar en contacto con la tierra. Para ella todo ocurre afuera, ir a la laguna, buscar elementos de la naturaleza, coleccionarlos. Inspirarse en la tierra, la lluvia y el verde. Al no tener luz eléctrica, ella y sus hermanos jugaban afuera en el campo familiar por eso la biología siempre estuvo presente en su imaginario.
Salvar a los animales, protegerlos, evitar que desaparezcan especies autóctonas es su objetivo principal como figura pública.
La artista siempre remarca la importancia de no perder las raíces, y de que cada uno encuentre su esencia. Desirée se siente plena en el campo, llena de vitalidad y energía creadora.
Para nosotros Pipo Zoilo es el centinela de Bellatrix y contiene toda la energía creativa y vital de Desirée.
Desirée es artista ceramista, ecologista, nació y se crió en Perkins, provincia de Buenos Aires, rodeada de esa pampa de horizontes planos y de animales autóctonos. Y aunque vive y trabaja en la capital porteña, cada vez más se escapa al lugar donde nació, con la esperanza de que un día sea «para siempre». Allí vive rodeada de sus animales, sus perros, gallos, gallinas, ovejas, chanchos, caballos y muchos pájaros. Desirée reflexiona y defiende la vida animal a través de sus increíbles piezas de cerámica. Alejada del típico torno de alfarero, ella prefiere moldear la arcilla con sus manos. «Lo mío es más la escultura», afirma.
Cursó el profesorado de Pintura en el Instituto Prilidiano Pueyrredón (UNA). En 1999 estudió Dibujos animados en Central Saint Martins College of Art and Design de Londres. Luego, se instaló en París hasta fines del 2003 produciendo pintura. Entre 2004 y 2006 profundizó en el estudio de distintas técnicas de cerámica y desde entonces trabaja con la arcilla como elemento fundamental. “Yo estudié pintura, me cuesta dejar el color, siempre estoy buscando mezclas y esa alquimia entre los esmaltes y la cerámica”, comenta sobre los tonos que predominan en sus piezas.
Crítica sobre su obra
“En los últimos años, se ha visto un resurgir de la cerámica como soporte contemporáneo, sobre todo como una herramienta de resistencia frente al dominio actual de las imágenes virtuales e inmateriales. Al trabajar con el barro, la manipulación de los elementos –tierra, agua y fuego– supone volver a abrazar la posibilidad del error, lo irregular y lo inestable, tan propios del factor orgánico. Las manos que lo amasan y modelan, transmiten directamente su peso y su temperatura corporal a la pieza y en ese resultado, el anhelo por regresar a las formas imperfectas y recuperar la huella de vida perdida en nuestro mundo, queda impreso.
En una Argentina fumigada, talada y con especies animales y culturas milenarias extintas, recurrir a la cerámica es una decisión conceptual de armas tomar. Para Desirée de Ridder es también un proceso de sanación y un reencuentro con el campo que la vio crecer y la tierra donde echó raíces. A sus años dedicados a la pintura, el barro los volvió tridimensionales y por encima, los cargó de capas y sobrecapas de esmalte. En sus animales de paletas vibrantes, la ilusión se mezcla con la amenaza para exponer las problemáticas más inmediatas a nuestro tiempo: la devastación de la ecología global y las migraciones involuntarias.”
Elena Tavelli
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